Me gustaban los desafíos...
Y él era de esos que nunca se dejan descifrar.

Nubes blancas en el cielo me recuerdan a lo que alguna vez llegamos a tener. 

Las nubes se convierten en un fuerte gris, tratando de olvidar todo lo que dejamos atrás.

Pero no pueden, están muy tristes por tu ausencia y lloran. Están lloviendo lágrimas que no estoy segura si son mías o es el cielo sufriendo por nuestro amor. 

No me arrepiento de tí.
Pero confieso que hay veces en las que desearía no haberme fijado en tus bonitos ojos cafés, la forma en la que decías mi nombre o tu sencillo sentido del humor.

Es realmente increíble como alguien puede desaparecer de la faz de la tierra. Solo llegar, tratar de arreglar lo que no tenía arreglo y huir.

A veces me pregunto si debería dejar de dar tanto cuando sé que voy a recibir poco.
Dejar de pensar que las personas van a actuar como yo creo que lo van a hacer solo porque creé un guión con él en mi imaginación.
Dejar de creer que la vida es un cuento de hadas y él va a venir a rescatarme de una torre.

Pero no va a pasar.
Tengo muchas esperanzas en el amor y siempre creo que las cosas van a suceder bien, como yo las planeaba.

Esto no es el Bosque encantado.
No hay hadas.
No hay princesas con vestidos enormes.
O príncipes que vendrán en un caballo.

Debo dejar de creer en el amor.

Te necesito aquí. Ahora. Junto a mi. Contándonos secretos. Escondiendonos de todos. Desafiando reglas. Sobrepasando obstáculos. Riéndonos de todo, y a la vez de nada. Besándonos. Abrazándonos. Queriéndonos.