miércoles, 23 de abril de 2014

Me gustó que lloraras, Jaime Sabines.


¡Qué blandos ojos 
sobre tu falda! 

No sé. Pero tenías 
de todas partes, largas 
mujeres, negras aguas. 

Quise decirte: hermana. 
Para incestar contigo 
rosas y lágrimas. 

Duele bastante, es cierto, 
todo lo que se alcanza. 
Es cierto, duele 
no tener nada. 

¡Qué linda estás, tristeza: 
cuando así callas! 
¡Sácale con un beso 
todas las lágrimas! 

¡Que el tiempo, ah, 
te hiciera estatua!


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