martes, 25 de marzo de 2014

Me besaba mucho, Amado Nervo.


Me besaba mucho, como si temiera 
irse muy temprano... Su cariño era 
inquieto, nervioso. Yo no comprendía 
tan febril premura. Mi intención grosera 
nunca vio muy lejos 
¡Ella presentía! 
Ella presentía que era corto el plazo, 
que la vela herida por el latigazo 
del viento, aguardaba ya..., y en su ansiedad 
quería dejarme su alma en cada abrazo, 
poner en sus besos una eternidad.


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